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Espera que estoy hablando

Esperar es una tarea complicada para todos, grandes y pequeños. En la mayoría de los casos, supone demorar una experiencia o estímulo atractivo y tolerar el malestar que el proceso de inhibición de la respuesta genera a todos los niveles (cognitivo, motor, emocional). A medida que crecemos, maduran las funciones cognitivas y aprendemos estrategias para afrontar este tipo de situaciones.

Pero veamos la viñeta…

¿Cómo se desarrollan los hechos?

  1. Mamá habla con Doña Rosa mientras los amigos de Carlitos pelotean en el parque.
  2. Carlitos quiere ir con sus compañeros, pero mamá le dice que espere 5 minutos a que finalice la conversación con su vecina.
  3. Doña Rosa tiene una larga historia que contar y el tiempo transcurre. Los cinco minutos se transforman en veinte y después en media hora. El nerviosismo de Carlitos aumenta por momentos.
  4. Mamá vuelve a pedirle que espere un poco más, pero lo único que visualiza Carlitos a estas alturas es el balón y las risas de sus amigos. Así que, llevado por la impulsividad, tira de su madre y dejan a Doña Rosa con la palabra en la boca.

TDAH y dificultades de control inhibitorio

Numerosos estudios revelan que niños y niñas con TDAH tienen dificultades significativas de control inhibitorio y postergación de la recompensa, lo que afecta a su capacidad de espera. Conviene, por tanto, aprovechar las situaciones cotidianas de espera para generar cambios significativos en nuestros niños teniendo en cuenta sus particularidades.

No manejar bien estas situaciones favorece la aparición de conductas inadecuadas que, además de molestas y poco productivas desde el punto de vista del desarrollo cognitivo, provocan situaciones de conflicto entre padres e hijos y dinámicas no recomendables.

¿Cómo debemos actuar entonces?

  1. Empezaremos por comprender que esperar es complicado para todos, más aún cuando el motivo de la espera es poco alentador (una conversación entre dos adultos, por ejemplo, como ocurre en la viñeta).
  2. Una vez identificada la situación de espera comunicaremos a nuestro hijo o hija «el plan» trazado. Nuestro objetivo es que lo vayan interiorizando como guía que les permita manejar situaciones similares y evitar respuestas impulsivas.

    Estructura del plan:

    → Identificar la situación de espera → Identificar qué pasará después → Ofrecer alternativas durante la espera → Refuerzo verbal («Ahora tienes que esperar; luego haremos esto otro. Mientras tanto puedes hacer esto. Lo vas a hacer genial»).

  3. A continuación, ofreceremos una alternativa para hacer más llevadera la espera; puede ser un cuaderno donde dibujar, un trozo de plastilina o cualquier otro estímulo que permita al niño mantenerse entretenido y que identifique con la situación de espera.
  4. Por último, reforzamos verbalmente el reto superado y animamos al niño o la niña a repetirlo en la siguiente ocasión.

A veces será necesario reconducir al menor hacia el elemento utilizado para facilitar la espera porque perderá interés. Es recomendable disponer de varias alternativas por si la situación se alarga.

Y, sobre todo, hemos de ser conscientes de lo costoso que resulta esperar para nuestros niños con TDAH. Muchos conflictos entre padres e hijos por esta cuestión tienen que ver con falta de estrategias, pero también con el planteamiento de metas difícilmente alcanzables por los niños.

 

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