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Tampoco el TDAH es igual en ellos que en ellas

De la misma forma que observamos diferencias en los síntomas del TDAH en función de la etapa evolutiva de la persona, también las hay entre sexos. Esto se debe en parte a una cuestión genética, ya que las mujeres necesitan que se exprese un mayor número de genes para que aparezca la sintomatología característica del TDAH, pero también influye, como en muchos otros trastornos, el sistema endocrino.

▶ Los cambios en la secreción de estrógenos que las mujeres experimentan durante el ciclo vital -en particular, en la pubertad, el embarazo y la menopausia-, alteran la producción de dopamina. Esto afecta a la naturaleza e intensidad de los síntomas y provoca estados de mayor irritabilidad e impulsividad.

▶ Durante la pubertad -etapa en el que se produce un aumento de los niveles de hormonas sexuales (como el estrógeno y la progesterona-, muchas mujeres con TDAH experimentan un empeoramiento de los síntomas, sobre todo, de la impulsividad y la inatención. Y lo mismo ocurre durante la menopausia debido a la caída de los niveles de estrógenos.

Los criterios diagnósticos del TDAH se han basado históricamente en estudios realizados sobre varones, en los que se observan conductas más disruptivas relacionadas con el trastorno. La mujer con TDAH, sin embargo, suele presentar un perfil inatento. Esta es la razón de que muchas niñas y adolescentes pasen desapercibidas y alcancen la edad adulta sin ser diagnosticadas, lo que conlleva problemas adicionales.

Hombres y mujeres con TDAH se enfrentan por igual a desafíos en el ámbito educativo, laboral y social, pero en el caso de las mujeres se suma, además, la exigencia añadida de la gestión del hogar y la crianza de los hijos, que sigue recayendo mayoritariamente en ellas. Aunque también se dan en los hombres, los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo son más habituales en las mujeres.

Cuando se alcanza la etapa adulta desconociendo la existencia de un trastorno de déficit de atención y se suman los problemas derivados del propio trastorno a los de ese desconocimiento, la situación se complica. Aparecen entonces comorbilidades o sintomatología reactiva como la ansiedad.

En el gabinete nos encontramos con adolescentes que buscan reducir esa ansiedad a través de estrategias patológicas como autolesiones o trastornos de la conducta alimentaria. Esto pone de manifiesto la importancia de ayudar a nuestros jóvenes a desarrollar estrategias efectivas de manejo de los síntomas durante esos momentos de marcados cambios hormonales.

Ante un adulto con TDAH cabe preguntarse qué corresponde al propio déficit de atención y qué a los problemas que han ido germinando por falta de diagnóstico.

No nos cansaremos de decirlo: un diagnóstico temprano y la oportuna intervención auguran un pronóstico mucho más favorable.

 

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