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Las familias preguntan: TDAH y pantallas (I)

Durante los talleres de formación de familias fomentamos la intervención de los papás y mamás porque estamos convencidos de que las preguntas que plantean y sus experiencias de primera mano son de gran utilidad para el resto de los participantes. En las líneas siguientes recogemos algunas de las preguntas formuladas durante el taller «TDAH y el uso de las pantallas».

[1] ¿Cuándo hablamos de los efectos de las pantallas también incluimos la televisión?
[2] Mi hijo es autista de alto rendimiento y le encanta la tecnología. En cuanto nos despistamos está conectado a la web.
[3] ¿Alguna recomendación para que conseguir que mi hijo deje los videojuegos no sea una bronca continua?
[4] Mi hijo con TDAH ha dejado de salir con sus amigos por culpa de los dispositivos y no sabemos cómo atajarlo.
[5] A mi hijo con TDAH le encanta ir al parque, pero no encaja con los otros chavales y termina recurriendo al móvil para no aburrirse.

¿Cuándo hablamos de los efectos de las pantallas también incluimos la televisión?

En el taller sobre efectos de las pantallas he hecho pocas referencias a la televisión porque he preferido centrarme en los contenidos. ¿Qué ven los chavales actualmente en la tele? Internet. Vamos a ponernos en el mejor de los casos de que el niño vea, por ejemplo, dibujos animados y no streamers que se dedican a jugar a videojuegos. El ritmo de los dibujos animados actuales no tiene nada que ver con los del pasado. Haced la prueba. Cualquier capítulo de la Abeja Maya o de Heidi nos sorprenderá por la lentitud de las escenas y por el escaso estímulo visual y auditivo. Es poco probable que nuestros hijos pequeños lleguen a ver el capítulo completo, porque no alcanza el umbral de estimulación necesario para captar y menos aún mantener su atención. La razón: los niños han nacido en un mundo sobreestimulado. El contenido televisivo al que acceden hoy sigue el mismo patrón que el resto de las redes (ritmo trepidante con muchos estímulos visuales y auditivos).

¿Por qué creo que la televisión es «menos mala»? En primer lugar, porque el monitor no está cerca de los ojos del niño (con el perjuicio que esto conlleva para su salud visual). En segundo lugar, porque no permite la interacción directa. Aunque el niño adopta ante la televisión una actitud pasiva y recibe información audiovisual sin que se produzca apenas procesamiento cognitivo, este medio presenta una ventaja respecto a otros: evitamos esa interacción directa que, como hemos visto en el taller, favorece la impulsividad, la búsqueda de recompensa inmediata y la evitación del fracaso.

Mi hijo es autista de alto rendimiento y le encanta la tecnología. En cuanto nos despistamos está conectado a la web.

El niño con autismo de alto rendimiento es un gran sistematizador y le encanta, por regla general, el mundo de la tecnología y las redes. No puedes impedir que se desenvuelva en ese terreno, porque será probablemente a lo que se dedicará en la vida. Lo importante es saber compensar el tiempo que invierte en esa actividad. No podemos dejar que se quede enganchado en la realidad virtual sin más. Los adultos que vivís con él podéis hacerle el mejor de los regalos: darle la oportunidad de que crezca en otros terrenos (además del informático). Eso significa favorecer la práctica de deportes y la interacción social, porque de lo contrario estaremos limitando una parte importante de su aprendizaje.

¿Alguna recomendación para que conseguir que mi hijo deje los videojuegos no sea una bronca continua?

Por desgracia, no hay recetas milagrosas. En este caso nos tenemos que plantear cómo trabajaríamos cualquier otra conducta. Cuando imponemos límites -esto que molesta tanto a nuestros hijos- lo que les estamos diciendo es: «Tú tienes un deseo y yo lo estoy frustrando por esta buena razón». Lo primero que tenemos que preguntarnos es: «¿Hay límites en casa? y «¿Se cumplen esos límites?». Es posible que estemos focalizándonos en el uso del móvil cuando deberíamos adoptar un abordaje más general. Por otra parte, estamos hablando de un preadolescente. A menudo los padres instauramos dinámicas poco beneficiosas. Pongo un ejemplo: pedimos a nuestro hijo que deje la tablet una y otra vez. La respuesta del chaval es poner una disculpa para poder seguir jugando cinco minutos más. Tras este toma y daca de «deja la tablet-déjame cinco minutos más», terminamos quitándosela de malas maneras con el correspondiente enfado por parte del niño. Si, además, tiene TDAH, la respuesta será mucho más visceral.

Aunque lo que voy a decir a continuación pueda parecer contradictorio, tenemos que evitar esa dinámica, porque estamos reforzando la dificultad para afrontar la frustración. Si cuando el niño nos pide «seguir jugando solo 5 minutos más» le permitimos continuar con el móvil, premiamos esa conducta. Hemos de ser tajantes y poner límites claros en cuanto a la hora en la que dejará de jugar. Y cuando se cumpla esa hora, se acabó el juego. El niño se sentirá frustrado y se enfadará, pero esto forma parte de su aprendizaje a tolerar la frustración, es decir, de saber hacer frente a aquellas situaciones que no se adaptan a sus deseos con las que tantas veces se encontrará a lo largo de la vida.

Tenemos que hacer este trabajo durante los primeros años de la infancia porque, cuando entremos en la adolescencia, todo será mucho más complicado. Es posible que tu hijo preadolescente se vaya a su cuarto y se encierre o se ponga a llorar. Permíteselo. Cuando esté más tranquilo será el momento de hablar con él y tratar de explicarle el por qué de ese límite. Los límites no son un castigo. Su única función es proteger a nuestros hijos. Son, por consiguiente, una muestra de amor hacia ellos. Además es necesario poner en práctica las pautas que vimos durante el taller como, por ejemplo, no utilizar el móvil como premio o castigo y respetar el tiempo que permites a tu hijo jugar con el móvil.

Mi hijo con TDAH ha dejado de salir con sus amigos por culpa de los dispositivos y no sabemos cómo atajarlo.

El TDAH presenta a menudo algún tipo de comorbilidad como pueden ser los trastornos adictivos. El uso abusivo de las pantallas es el día a día de muchos niños con TDAH. Los psicólogos especializados en adicciones no hacen diferencias entre la adicción a drogas químicas y la adicción a la tecnología, porque el mecanismo que interviene y la sintomatología son los mismos: tolerancia y, por tanto, necesidad de un mayor consumo, síndrome de abstinencia en su ausencia, aislamiento, etc. El uso de los móviles proporciona placer y sus efectos son más adictivos en el niño con TDAH por sus dificultades para controlar el impulso, demorar la recompensa y encontrar motivaciones alternativas. Esto lo hace especialmente vulnerable.

Tu hijo está dejando de hacer cosas por mantenerse cerca del estímulo que en este momento ejerce una fortísima atracción sobre él. Lo primero que hacemos en estos casos es analizar cuánto tiempo dedica al uso de dispositivos y a qué contenido. No es lo mismo el niño que accede a redes sociales, que el que apuesta o el que juega a videojuegos. Si esto nos da a entender que estamos en presencia de una conducta adictiva a los dispositivos, hay que tratarlo como una adicción y, en ese caso, se involucra a las familias en el tratamiento, porque necesitamos que acompañéis a vuestro hijo o hija en ese proceso de «desintoxicación» con vuestro modelo y apoyo. No podemos pedirle al chaval que salga con sus amigos y se despegue del móvil, por ejemplo, si observa en vosotros el mismo comportamiento.

Por regla general, se diseñan programas de implicación familiar y se buscan alternativas. Inicialmente, se adoptan decisiones drásticas en cuanto a los tiempos de uso, para después ir ampliándolos. Hay que analizar cada caso concreto para conocer cuál es la red social del chaval, cómo es su rendimiento académico, si tiene problemas en el instituto, etc. Las pantallas funcionan muchas veces como ansiolítico, es decir, como mecanismo de evasión ante los problemas. Tenemos que investigar qué subyace tras ese uso abusivo del móvil, porque tal vez esté canalizando a través de él algún problema.

Si estáis preocupados y sin alarmismos innecesarios -todos sabemos que los adolescentes, de dejarlos, estarían encerrados en su cuarto con el móvil todo el día-, os recomendaría contactar con un psicólogo para realizar una buena historia clínica del desarrollo y situación actual de vuestro hijo y qué papel desempeña el móvil. Hay profesionales especializados en adicciones que pueden ser de gran ayuda en vuestro caso y en el de otras familias que están pasando por lo mismo.

A mi hijo con TDAH le encanta ir al parque, pero no encaja con los otros chavales y termina recurriendo al móvil para no aburrirse.

La socialización es un problema importante para muchos niños con TDAH, no porque carezcan de habilidades para socializar, sino por los déficits característicos del trastorno. Por lo que nos cuentas tu hijo es, de hecho, muy sociable. El problema es mantener la interacción social con su grupo de iguales. El móvil no puede ser una alternativa en el parque, ni tampoco al llegar a casa, porque es un mecanismo de evitación.

Los niños con TDAH necesitan apoyo en todas las áreas, no solo en la académica. De la misma forma que ayudamos a nuestros hijos con TDAH en las tareas escolares, tenemos que ayudarles en la socialización. Una medida eficaz es que participen en talleres de habilidades sociales. También es conveniente invitar a amigos a casa de vez en cuando (mejor que a la inversa), porque en este escenario tenemos cierto control sobre la situación y podemos actuar como figura de apoyo y mediación discreta en las interacciones sociales para las que nuestro hijo tiene tantas dificultades. Traer amiguitos a casa le permitirá aprender estrategias en un entorno controlado. Cuando vayamos al parque, haremos lo mismo (siempre de forma discreta para no ponerlo en evidencia).

Ser padre o madre de un niño con TDAH implica mucha supervisión, sobre todo a estas edades, ya que cuando nuestro hijo entre en la adolescencia poco podremos hacer. No temas acompañarlo. Este es el momento de hacerlo. Me gustaría que todos los padres de chavales con TDAH tengan muy claro que sus hijos necesitan supervisión en todas las áreas, no solo en lo académico o en lo conductual, que es donde parecen concentrarse los problemas.

En casa puedes permitir a tu hijo el ratito de tablet que consideres oportuno, pero siempre que no estés reforzando con ello conductas evitativas.

Iciar Casado (Psicóloga)


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