No, no es normal. Aunque en ocasiones puntuales los niños pueden experimentar afonía tras gritar, cantar o hablar durante largos periodos, cuando esto ocurre de manera repetida o sin una causa clara, es importante prestarle atención. La disfonía infantil no debe ser considerada como algo propio del crecimiento, ya que puede estar indicando un problema subyacente.
Las causas de la disfonía en la infancia pueden ser múltiples: desde procesos víricos como catarros o gripes, hasta el uso inadecuado o abusivo de la voz (gritar, hablar con esfuerzo, imitar voces, etc.). También puede deberse a hábitos fonatorios incorrectos, a factores ambientales (ambientes secos, contaminación acústica), o a alteraciones estructurales como nódulos vocales o inflamaciones crónicas de las cuerdas vocales.
En primer lugar, es importante descartar una causa orgánica mediante una valoración por parte de un especialista en otorrinolaringología (ORL), quien podrá realizar una exploración del aparato fonador y confirmar si existe alguna alteración anatómica que justifique la afonía recurrente.
Una vez descartado un origen médico, será fundamental acudir a un logopeda especializado en voz infantil. Este profesional evaluará la técnica vocal del niño, sus hábitos al hablar y la posible presencia de tensión muscular, fatiga vocal o patrones inadecuados de respiración y emisión vocal.
El objetivo del tratamiento logopédico será rehabilitar la voz y reeducar la forma en que el niño utiliza su aparato fonador. A través de ejercicios lúdicos y adaptados a su edad, se trabajará la higiene vocal, la proyección adecuada de la voz, el control del volumen y la respiración diafragmática, además de orientar a la familia y al entorno escolar en el acompañamiento del proceso.