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Canal profesionales: estrategias de control de la atención

En el vídeo de hoy presentamos un conjunto de estrategias para el aula beneficiosas para todos los alumnos e imprescindibles en el caso de niños y adolescentes con TDAH, ya que facilitan el control de la atención y de la impulsividad, dos aspectos afectados con frecuencia en los chavales con déficit de atención e hiperactividad.

Estas pautas son válidas desde los primeros cursos de Educación Primaria, pero tienen especial relevancia en Secundaria dadas las características de los adolescentes con TDAH.

Las estrategias propuestas son utilizadas habitualmente por los docentes aunque, por lo general, de forma inconsciente. Su uso planificado generará cambios importantes en los alumnos.

Instructional Choice

Consiste en plantear dos opciones entre las que el alumno debe elegir una. El profesor aportará los recursos necesarios para que el alumno pueda ejecutar lo que ha decidido libremente respecto a una determinada tarea.

En el curso de una actividad de matemática, por ejemplo, podríamos proponer dos ejercicios parecidos de los cuales el alumno debe elegir uno. O dejar a su elección con quién quiere hacer esa tarea, dónde o con qué materiales. En cualquier caso, la finalidad siempre es la misma: favorecer la toma de decisiones.

¿Qué ventajas ofrece esta estrategia?

  1. Elevado impacto emocional y motivacional.
  2. Permite trabajar la toma de decisiones desde edades tempranas.

La estrategia citada también puede implementarse entre tareas. El alumno podría decidir, por ejemplo, qué contenidos tratamos hoy, qué desea repasar en los momentos de tiempo libre o el orden de los temas. Al igual que en el caso anterior, el propósito es dotarle de capacidad de decisión.

Oportunidad para responder

Esta segunda estrategia busca que todos los alumnos tengan oportunidad de responder y que ese cometido no sea labor únicamente del alumno aventajado.

Veamos cómo funciona:

  • El profesor realizará un breve ejercicio de reflexión sobre qué tipo de preguntas acostumbra a formular, cuántas preguntas suele plantear a lo largo de sus explicaciones y quién responder a las mismas. Establece después un número de oportunidades de respuesta (pongamos siete veces, por ejemplo).
  • En esas siete ocasiones pedirá a todos los alumnos que anoten en un papel o pizarrilla las respuestas que consideren adecuadas.
  • Posteriormente, pedirá al conjunto de la clase que muestre sus respuestas.
  • El profesor aportará entonces un feedback positivo («Estupendo.La mayoría lo habéis hecho muy bien»).

¿Qué ventajas ofrece esta estrategia?

  1. Evita la estigmatización del alumno que, por lo general, no contesta por vergüenza o miedo a hacerlo mal.
  2. Proporciona un visión real del conocimiento del alumnado de la que el profesor carece si siempre responde a sus preguntas la misma persona.
  3. Motiva y mejora la atención: los periodos prefijados para responder no toman por sorpresa al niño con TDAH.

Elogio específico

Es frecuente que el profesor y otros adultos presten atención a las conductas negativas -que por desgracia son muchas en el niño con TDAH-. En cambio, las conductas positivas pasan desapercibidas. Sin embargo, sabemos que es mucho más eficaz reforzar lo positivo que castigar lo negativo.

Veamos cómo funciona:

  • El profesor realiza un análisis previo de las dificultades del alumno y de las conductas que desea reforzar en él.
  • Registra esas conductas conjuntamente con el refuerzo concreto que recibirá el niño cada vez que realice la conducta buscada. En función de las características del alumno, puede ser un refuerzo positivo (sistema de puntos o recompensas, por ejemplo) o un refuerzo negativo (retirar un ejercicio de las tareas previstas para casa, por ejemplo). Cada vez que el niño realice la conducta deseada, recibirá ese refuerzo.

¿Qué ventajas ofrece esta estrategia?

Y recuerda:

  • Los refuerzos deben ser continuados y emocionantes, por la simple razón de que a los niños con TDAH les cuesta mucho prender la chispa de la motivación y necesitan estímulos más potentes que los niños normotípicos.
  • Hemos de recordarles con frecuencia las reglas que han de cumplir para la aplicación del refuerzo, porque es probable que las olviden.
  • Si el refuerzo deja de hacer efecto por habituación, lo reemplazaremos por otro.
  • Y, en cualquier caso, funciona mucho mejor premiar el esfuerzo realizado y las conductas positivas que amenazar con un castigo.
 

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