El trastorno semántico-pragmático es una alteración del desarrollo del lenguaje que forma parte del Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), y se caracteriza por una afectación significativa en la comprensión del lenguaje y en su uso funcional en contextos comunicativos. A menudo, quienes presentan este trastorno tienen dificultades para captar el significado implícito de las palabras y las intenciones comunicativas, lo que repercute en su capacidad para interactuar de manera adecuada con los demás.
Es común que estos niños muestren ecolalias (repetición de palabras o frases), escaso contacto ocular y dificultades de socialización, síntomas que en ocasiones se solapan con los del trastorno del espectro autista. Sin embargo, a diferencia del autismo, el trastorno semántico-pragmático no implica necesariamente intereses restringidos ni conductas repetitivas, sino una dificultad específica en la dimensión pragmática del lenguaje: saber cuándo, cómo y con quién usar determinados enunciados.
La abstracción lingüística, como comprender ironías, chistes, dobles sentidos o expresiones figuradas, supone un gran reto para estos niños. Su habla puede parecer fluida pero desorganizada, con dificultades para seguir el hilo de una conversación, respetar turnos de palabra o mantener un tema coherente.
La intervención terapéutica se enfoca en mejorar el uso espontáneo y funcional del lenguaje en distintos contextos. Para ello, se recomienda emplear instrucciones claras y concisas, así como apoyos visuales que faciliten la comprensión y anticipación de las interacciones. El trabajo conjunto entre profesionales del lenguaje, familias y entorno educativo es clave para potenciar la autoestima del niño y fomentar su participación activa en la comunicación cotidiana.
Con una intervención temprana y adecuada, muchos niños con este trastorno pueden desarrollar estrategias que les permitan mejorar su competencia comunicativa y desenvolverse de forma más eficaz en su entorno social.