¿Dormir suficientes horas basta?
A menudo oímos hablar de la importancia de la calidad del sueño tanto en niños como en adultos pero, ¿basta con dormir las horas adecuadas para cada edad?
Las rutinas relacionadas con necesidades básicas como la alimentación y el sueño son fundamentales a la hora de crear un entorno saludable para el desarrollo del niño y, además, ayudan a nuestros hijos a prever y planificar lo que va a ocurrir, haciendo que se sientan seguros y protegidos. El sueño ocupa gran parte del día del niño y hemos de darle la importancia que merece si queremos que afronte las actividades diarias con energía y actitud positiva, evitar las consecuencias del cansancio excesivo durante las horas de vigilia y prevenir posibles trastornos del sueño.
¿Qué son los terrores nocturnos?
Un problema relacionado con el sueño que se manifiesta en la primera infancia son los llamados terrores nocturnos, confundidos frecuentemente con las pesadillas, aunque sus características son muy diferentes. Esta alteración, que suele aparecer entre los 3 y los 12 años, coincide con las primeras horas del sueño, cuando el niño está en las fases 3 y 4 del sueño «No REM», en las que se ralentiza la actividad cerebral, se reduce el tono muscular y el sueño es mucho más profundo.
Los terrores nocturnos se caracterizan fundamentalmente por alterar el estado fisiológico del niño, que puede experimentar sudoración, aumento de la frecuencia cardíaca, llanto, desconsuelo, gran excitación e incluso verbalizaciones y gritos. Su duración es variable y puede oscilar entre varios minutos y algo más de media hora. Cuando acaba el episodio, el niño recupera la calma y sigue durmiendo plácidamente.
Aunque se desconoce su origen o el motivo que los desencadena, nada parece indicar que los terrores nocturnos estén relacionados con problemas psicológicos o acontecimientos ocurridos en la vida del niño. Lo más probable es que desaparezcan en la adolescencia y la mejor forma de actuar ante ellos es evitar despertar al niño durante el episodio, retirar los objetos con los que pueda hacerse daño si se levanta de la cama y esperar a que remitan.
¿Cómo diferenciarlos de las pesadillas?
La principal diferencia estriba en el recuerdo y la consciencia. Las pesadillas son ensoñaciones que hacen despertar al niño en un momento de miedo. Una vez despierto recordará algunos detalles del sueño. Los terrores nocturnos, sin embargo, se producen en un estado de casi inconsciencia, por lo que el niño no recordará nada de lo sucedido durante la noche e incluso será difícil despertarlo a pesar del desconsuelo que experimenta.
El niño que se despierta a causa de una pesadilla, sentirá miedo y agitación y recordará con claridad el sueño. Buscará inmediatamente consuelo en los adultos para poder volver a dormirse. Sin embargo, durante los terrores nocturnos es difícil interrumpir el sueño y, a la mañana siguiente, el niño no recordará haber tenido una noche de sobresaltos. En la mayoría de los casos, los intentos por tranquilizarlo y despertarlo serán en vano.
Hábitos para mejorar la calidad del sueño
Los hábitos siguientes nos ayudarán a mejorar la calidad del sueño de niños y adultos y a prevenir trastornos del sueño:
- Mantén una rutina de sueño con horarios regulares, acostando y levantando al niño a la misma hora y procurando que duerma ocho horas diarias como mínimo.
- Evita las cenas copiosas o inmediatamente antes de acostarse. Si el niño tiene hambre, puede tomar un pequeño refrigerio como leche con galletas.
- Evita bebidas con cafeína y una ingesta excesiva de líquidos por la tarde o noche.
- Utiliza la cama exclusivamente para dormir.
- Mantén condiciones ambientales adecuadas: oscuridad, ventilación, silencio y comodidad.
- Evita luces innecesarias en la habitación.
- Minimiza las interrupciones por ruidos externos.
- Permite que tu hijo exprese sus preocupaciones para evitar que se acumulen.
- Fomenta actividades relajantes antes de dormir, como leer un cuento.
- Evita televisión o videojuegos en la tarde y especialmente antes de dormir.
- Mantén dispositivos electrónicos fuera de la habitación del niño.
- Si tiene edad, ayúdale a escribir en un diario sus tareas para el día siguiente.
- El ejercicio físico es útil, pero debe hacerse al menos tres horas antes de acostarse.