No. En muchas ocasiones, es al iniciar la etapa escolar cuando se hacen más evidentes ciertas dificultades que hasta entonces habían pasado desapercibidas. Sin embargo, para entonces el niño ya ha desarrollado una base importante de competencias lingüísticas, adquiridas desde los primeros intercambios comunicativos con su entorno más cercano.
Es posible que, en un primer momento, el niño se desenvuelva correctamente en tareas que no implican el uso intensivo del lenguaje oral o escrito. Pero a medida que aumentan las demandas escolares —más estructuradas y abstractas—, esas dificultades pueden hacerse más visibles y afectar tanto a su rendimiento académico como a su proceso de socialización.
Cuando el problema es finalmente detectado —ya sea por la familia o por el docente— suele haber transcurrido un tiempo valioso. Un diagnóstico precoz y una intervención temprana, incluso breve, podrían haber resuelto muchas de esas dificultades y favorecido una mejor adaptación al entorno escolar.
Por eso, si existen dudas sobre el desarrollo del lenguaje del niño antes de su ingreso en Primaria, lo más adecuado es consultar con un especialista que valore si es necesario iniciar tratamiento logopédico o simplemente realizar un seguimiento evolutivo.