Perfeccionismo: cuando la exigencia se convierte en trampa
Los bailes veraniegos en las fiestas del pueblo ocupan un lugar privilegiado en mis recuerdos juveniles. Tan pronto sonaba la primera nota, todos los adolescentes saltábamos a la pista habilitada en la plaza, cual mosca atraída por la miel. En realidad, no todos: Carla permanecía apoyada en la pared sin perder detalle. «Solo bailo si me sale perfecto», respondía ante nuestra insistencia de que
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