¿Y si la ansiedad de tu hijo fuera reflejo de la tuya?
En ocasiones los padres acuden al pediatra o médico de cabecera preocupados por el comportamiento de sus hijos (falta de apetito o sueño, irritabilidad, aparición de tics…). En otras ocasiones es el propio centro escolar el que detecta dificultades en el niño. En cualquier caso, es importante, ante la sospecha de que vuestro hijo o hija pueda estar sufriendo ansiedad o experimentando un nivel de malestar preocupante, que solicitéis cuanto antes el asesoramiento de un profesional.
El primer consejo que reciben los padres que acuden a la consulta es el de observar su propio comportamiento y estado emocional. Como figuras principales en la vida de los niños, los padres y madres son modelos de comportamiento. Son ellos quienes transmiten las emociones, la forma de afrontar las situaciones, los hábitos… Es posible que la ansiedad que experimentan los pequeños de la casa sea un reflejo de vuestra propia ansiedad. La mejor manera de ayudarles, en ese caso, es ayudándoos a vosotros mismos: buscando los recursos necesarios para mejorar vuestro bienestar y calidad de vida.
Si el origen principal de las dificultades se encuentra en el contexto escolar, la colaboración con el centro es primordial para esclarecer qué factores pueden estar influyendo en la ansiedad del niño o niña y así intervenir lo antes posible.
Tratamientos psicológicos para la ansiedad infantil
Finalmente, en caso de que sea necesario apoyo externo para tratar la ansiedad, existen en psicología diferentes tratamientos empíricamente validados en función de su manifestación. A continuación explicamos brevemente los más comunes:
- Exposición. Si la respuesta de ansiedad está asociada a un estímulo o situación concretos, la mejor manera de que el pequeño supere ese miedo es afrontándolo. La exposición se realiza generalmente de manera gradual y puede realizarse en vivo o, si el niño tiene más de once años, en imaginación.
- Relajación. Este método permite abordar la ansiedad inespecífica. Recurre para ello a varias técnicas que incluyen la tensión-relajación de grupos musculares, la respiración abdominal y el uso de las imágenes mentales.
- Desensibilización sistemática. Esta técnica combina las dos anteriores de manera que la exposición viene precedida por el entrenamiento en relajación, que actúa como respuesta contraria a la ansiedad. Se elabora, además, una jerarquía de ansiedad como método para graduar la exposición.
- Exposición con prevención de respuesta. Esta modalidad de exposición se aplica principalmente en los casos en que se dan compulsiones, comportamientos repetitivos del niño en respuesta a un pensamiento obsesivo que disminuyen su nivel de malestar a corto plazo. Consiste en exponer al chaval al estímulo/situación ansiógeno y evitar que lleve a cabo la compulsión para lograr que se habitúe al nivel de ansiedad que experimenta.
- Modelado. La niña o el niño observan a una persona que actúa de modelo de comportamiento y le enseña cómo puede afrontar la situación temida. Generalmente, el modelo no afronta la situación con maestría sino que lo hace reproduciendo las dificultades que pueda experimentar el pequeño ante la proximidad del estímulo temido. El modelado también puede adoptar la modalidad de «participante», en la que el modelo acompaña al niño a medida que hace las aproximaciones al estímulo.
- Reestructuración cognitiva. Esta técnica ayuda al niño a identificar los pensamientos que pueden favorecer la respuesta ansiosa (pensamientos automáticos negativos) y sustituirlos por otros más adaptativos.
- Entrenamiento en autoinstrucciones. Consiste en entrenar al pequeño para que desarrolle un diálogo interno más adaptativo a la hora de afrontar la ansiedad potenciando la sensación de seguridad.
Las técnicas descritas anteriormente pueden combinarse con tratamiento farmacológico en los casos en los que la respuesta de ansiedad sea muy elevada. El uso del tratamiento farmacológico siempre debe ser responsable y únicamente ha de recurrirse al mismo en los casos en los que el abordaje psicológico por sí solo no sea efectivo.
A la hora de intervenir en un caso de ansiedad, el tratamiento psicológico debe ser la primera opción.