Si los padres observan una evolución favorable en su hijo y están satisfechos con los resultados obtenidos hasta el momento, probablemente la atención logopédica que recibe en el centro escolar sea suficiente.
No obstante, conviene tener en cuenta que, en la mayoría de los colegios, el número de alumnos que requieren intervención logopédica supera con frecuencia la capacidad del profesional. Esto puede traducirse en sesiones breves, espaciadas o focalizadas únicamente en los casos más severos, dejando de lado dificultades más sutiles pero igualmente importantes para el desarrollo académico y social del niño.
El refuerzo logopédico externo, cuando se lleva a cabo de manera coordinada con el trabajo del centro escolar, puede ser muy beneficioso. Esta intervención complementaria permite individualizar aún más el tratamiento, intensificar el ritmo terapéutico y abordar aspectos que, por limitación de tiempo o recursos, no se trabajan suficientemente en el colegio.
La decisión final debe tomarla la familia, siempre valorando el grado de evolución de su hijo, las recomendaciones del logopeda escolar y la posibilidad de establecer una colaboración fluida entre los profesionales implicados.