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Pintar como herramienta terapéutica

Los beneficios de las actividades con pintura exceden el ámbito del placer que proporciona la creación artística. El acto de pintar es una eficaz herramienta terapéutica para el desarrollo neurosensorial y motor infantil. Por esta razón, ocupa un lugar propio en la terapia ocupacional con niños.

Desarrollo de la motricidad fina… y mucho más

Niña pintando con las manos

El contacto directo con la pintura en actividades manipulativas permite estimular el sistema táctil, un elemento clave en la construcción de la imagen corporal y en el desarrollo de habilidades más complejas. Simultáneamente, trabajamos habilidades como la motricidad fina y la coordinación óculo-manual.

La textura, la temperatura o la resistencia del material provocan microajustes constantes en el tono muscular y la postura, lo que convierte la actividad en una herramienta especialmente útil para niños con hipersensibilidad o hiposensibilidad táctil. En estos casos, el trabajo con pintura es la puerta de entrada para la modulación progresiva de respuestas sensoriales.

En niños con trastornos del desarrollo —como los trastornos del espectro autista o los trastornos de la coordinación motora—, pintar con las manos permite abordar la regulación sensorial, la planificación motriz y la intención comunicativa. Los niños no solo sienten y se mueven: también se expresan, organizan secuencias, toman decisiones y dejan su huella.

Cuando una niña pinta con las manos, no solo se divierte: está entrenando su sistema táctil, desarrollando su esquema corporal y afinando habilidades esenciales como la coordinación óculo-manual y la motricidad fina.

Niña con las manos llenas de pintura

Explorar con las manos, aplicar presión, dirigir el trazo o cambiar de herramienta son acciones que obligan a integrar múltiples sistemas neurosensoriales y motrices. Este tipo de experiencias facilita el desarrollo de patrones motores más precisos y una mejor organización de la información sensorial, especialmente en etapas tempranas del desarrollo.

En niños con dificultades en la planificación motora o en la ejecución de secuencias, como ocurre en la dispraxia o en otros trastornos del desarrollo, estas tareas aparentemente simples implican un entrenamiento funcional de gran importancia. No se trata solo de mover la mano, sino de idear, planificar, ejecutar y corregir en tiempo real.

El poder de la motivación: El niño o la niña percibe la actividad como un juego, pero para el sistema nervioso es un auténtico desafío de integración.
 

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