Absolutamente. La correcta pronunciación de los sonidos del habla depende en gran medida de la morfología y fisiología de los órganos fonadores, especialmente de la lengua. Alteraciones estructurales como una anquiloglosia (frenillo lingual corto), una lengua bífida, hipertónica, hipotónica o mal posicionada, pueden limitar los movimientos necesarios para articular determinados fonemas con precisión.
En estos casos, es habitual observar dificultades en la pronunciación de fonemas como /r/, /l/, /s/, entre otros, así como compensaciones articulatorias que distorsionan el habla del niño o adulto. La evaluación logopédica resulta fundamental para determinar si el problema es funcional (por hábito adquirido) o estructural (por alteración anatómica).
En función de la causa, el tratamiento puede abordarse desde distintos enfoques:
- Intervención logopédica: mediante ejercicios de praxias orofaciales, estimulación sensoriomotriz y reeducación articulatoria, es posible mejorar la movilidad, tono y precisión de los movimientos linguales. La lengua, como músculo, puede entrenarse para lograr mayor control y funcionalidad.
- Valoración médica: en algunos casos específicos, como el frenillo corto, puede ser necesaria una valoración por parte del otorrinolaringólogo o cirujano maxilofacial para plantear una intervención quirúrgica complementaria (frenectomía), siempre en coordinación con el tratamiento logopédico.
En nuestro centro, realizamos una evaluación integral de cada caso, teniendo en cuenta tanto los aspectos anatómicos como funcionales del habla. La detección temprana y el abordaje interdisciplinar permiten obtener mejores resultados en el desarrollo del lenguaje y la comunicación.
enero 26, 2015
