Es normal que los niños, especialmente en edad escolar, experimenten alteraciones temporales en la voz tras haber gritado, hablado mucho o pasado por un proceso infeccioso como un resfriado. Sin embargo, hay situaciones en las que estas alteraciones pueden indicar la presencia de una disfonía infantil que requiere intervención logopédica.
Se recomienda consultar con un logopeda si:
- La disfonía persiste durante más de 2 a 4 semanas sin una causa clara.
- La voz suena ronca, áspera, débil o entrecortada de forma habitual.
- El niño se queja de molestias al hablar, muestra fatiga vocal o evita expresarse oralmente.
- Existen antecedentes familiares de trastornos vocales.
- La disfonía aparece de forma recurrente o empeora con el paso del tiempo.
- El entorno escolar o familiar ha detectado un cambio significativo en su forma de hablar o en su volumen habitual.
En estos casos, la intervención temprana es fundamental. Un logopeda especializado realizará una valoración funcional de la voz del niño y, si es necesario, derivará a un otorrinolaringólogo para descartar lesiones orgánicas como nódulos, pólipos o inflamaciones de las cuerdas vocales.
El tratamiento logopédico se enfocará en educar al niño en el uso correcto de su voz, mejorar la técnica vocal, prevenir recaídas y evitar esfuerzos innecesarios que puedan dañar su aparato fonador. Además, se orientará a la familia y al entorno escolar para apoyar el proceso terapéutico.
diciembre 15, 2014
