Detectar a tiempo las dificultades del lenguaje o la comunicación puede marcar una diferencia significativa en el desarrollo del niño. Si observas en tu hijo cualquiera de las siguientes señales, es recomendable que consultes con un logopeda de confianza:
- Dificultad para aprender a leer o escribir o bajo rendimiento en comprensión lectora (dislexia, disgrafía).
- Errores persistentes en la pronunciación de palabras (dislalia, disglosia).
- Ausencia o escasez de comunicación verbal (mutismo, trastorno del espectro autista, sordera).
- Dificultades para resolver problemas matemáticos o comprender el concepto numérico (discalculia).
- Bloqueos o repeticiones involuntarias al hablar (disfemia o tartamudez).
- Problemas al masticar o tragar (deglución atípica, necesidad de terapia miofuncional).
- Pérdida o alteración de la voz (afonía, disfonía).
- Tendencia al aislamiento o dificultades para relacionarse (hipoacusia, retrasos en el lenguaje).
Ante cualquier duda, es preferible acudir a una valoración profesional que permita descartar problemas o iniciar, si es necesario, una intervención temprana.