No. La frenilectomía no siempre es necesaria y suele reservarse para aquellos casos en los que el frenillo lingual corto interfiere de forma significativa en funciones como el habla, la alimentación (succión, masticación o deglución) o la higiene bucal. También puede indicarse si existen patologías asociadas como la deglución atípica o si la movilidad lingual está seriamente comprometida.
En casos moderados, es posible evitar la intervención quirúrgica mediante una intervención logopédica adecuada. La terapia miofuncional incluye ejercicios específicos o praxias linguales destinados a mejorar la elasticidad del frenillo, fortalecer la musculatura orofacial y entrenar los patrones correctos de movilidad y colocación de la lengua.
El logopeda valorará el grado de limitación funcional y, en función de la edad de la niña, sus necesidades y la repercusión del frenillo en su vida diaria, determinará si la terapia puede ser suficiente o si es recomendable una evaluación conjunta con un profesional médico (como un otorrinolaringólogo o cirujano maxilofacial).
En cualquier caso, el tratamiento debe ser individualizado y estar basado en un enfoque funcional, valorando no solo la anatomía del frenillo sino, sobre todo, su impacto en la calidad de vida de la paciente.