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¿Cuál es la mejor modalidad de escolarización para los niños TEA?

El sistema educativo español contempla la educación inclusiva de los niños con necesidades educativas especiales a través de un modelo de apoyos y aulas específicas según grado de dificultad. ¿Pero es esta la mejor modalidad de escolarización para los niños TEA?

Cuando los miembros de la familia o los profesionales que acompañan al niño sospechan de alguna dificultad en la comunicación o conducta del menor (generalmente, en torno a los 2 años), se inicia un proceso de evaluación que determinará si el niño encaja en el diagnóstico de retraso madurativo o podría estar dentro del Trastorno del Espectro Autista. Esta evaluación también proporciona información sobre el grado de afectación y pronóstico. En ambos casos, la detección temprana y un tratamiento precoz tendrán un impacto positivo en el desarrollo del niño.

Por regla general, los niños diagnosticados son atendidos por los equipos de intervención temprana a razón de una o dos sesiones semanales. Esta estimulación, conjuntamente con el trabajo diario de los padres es, en muchos casos, suficiente para una adecuada evolución.

Una modalidad válida para muchos niños, pero no para todos

En los casos más severos, sin embargo, los niños afectados suelen experimentar dificultades significativas en su interacción y comunicación con los demás. Muestran, además, una marcada adherencia a rutinas que pueden parecer desprovistas de sentido, suelen ser muy restrictivos en su alimentación, desarrollan rituales en el juego desde muy pequeños, presentan ecolalias o expresiones repetitivas que dificultan las actividades cotidianas o carecen por completo de lenguaje oral o de interés para comunicarse con los otros.

¿Qué sucede?

Durante la etapa de educación infantil no obligatoria, muchos niños con dificultades graves no asisten por las mañanas a los centros de atención temprana (gratuitos), porque son atendidos en colegios que, con frecuencia, cuentan con recursos y personal limitados. Cuando el niño acude al centro especializado en horario de tarde, está tan agotado que no da más de sí y es poco probable que pueda interiorizar los aprendizajes.

La educación convencional con apoyos, tal como está hoy estructurada, no es adecuada en estos casos.

Nuestra propia experiencia en los campos de atención temprana y terapia conductual y los excelentes resultados obtenidos hasta la fecha con el enfoque terapéutico intensivo TEAbla, inspirado en el Análisis Conductual Aplicado (ABA), nos demuestran que esta metodología es mucho más eficaz para abordar las necesidades de los niños con dificultades más severas.

Escolarización combinada

La terapia intensiva -sin duda la que mejores resultados aporta- exige que el niño acuda al gabinete durante el horario de mañana completo, ausentándose del centro escolar, si fuese necesario.

Comprendemos, no obstante, que en ocasiones las necesidades familiares de conciliación no permiten la terapia intensiva. Aunque no es la opción más eficaz, podemos establecer una solución de compromiso: la escolarización combinada. El niño recibe atención semiitensiva conductual en el gabinete durante un número determinado de horas y acude después al colegio.

¿En qué consiste la terapia basada en el análisis de la conducta?

Desarrollada por el psicólogo clínico Ole Ivar Lovaas en la década de los 50, el análisis conductual ha experimentado una profunda evolución desde entonces. Su enfoque central radica en el análisis minucioso de cada uno de los comportamientos del niño, examinando sus antecedentes y qué funciones desempeñan en su vida cotidiana, lo que nos permite anticiparlos y trabajarlos con procedimientos específicos para favorecer las conductas deseables o reducir aquellas que no lo son.

Una intervención temprana -intensiva o semiintensiva- antes de que el niño cumpla 4 años, nos ayuda a reducir conductas como autoestimulaciones, comportamientos repetitivos, autoagresiones y rabietas. Al mismo tiempo, potenciamos la interacción social, el desarrollo y uso del lenguaje, la comunicación, la autonomía personal y el juego, entre otras habilidades cruciales.

Características básicas del análisis de la conducta

  • Enfoque individualizado, diseñado hasta el mínimo detalle, con la intervención de diversos terapeutas para garantizar la generalización de los aprendizajes desde el primer momento.

  • Aprendizaje acelerado y eficiente de habilidades. A edades tempranas, las conexiones neuronales del cerebro infantil se encuentran en pleno desarrollo, lo que nos ofrece una ventana de oportunidad de aprendizaje excepcional de la que no dispondremos cuando el niño sea mayor.

  • Asistencia al centro durante la mañana completa o, en casos puntuales, durante un número concreto de horas. El niño recibe atención individualizada y constante a través de la cual consolidamos, cuanto antes, las habilidades mínimas necesarias para que pueda participar en el aula e interactuar con sus compañeros.

En este momento, muchos niños están escolarizados en escuelas ordinarias con apoyos puntuales. A pesar del compromiso y cualificación de los profesionales involucrados, es muy difícil, por no decir imposible, que puedan realizar un trabajo individual y sistemático en el tiempo limitado que disponen para atender a cada niño.

Animamos a las familias, profesionales e instituciones a seguir reivindicando el derecho de los niños con NEE a recibir una educación acorde a sus necesidades y capacidades desde que inician la escolarización. El aprendizaje que realicen en los primeros años de vida será fundamental. Lo que no les enseñemos AHORA, adaptándonos a ellos, difícilmente lo aprenderán más adelante.

Eva Estrada, Logopeda

 

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