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Canal profesionales: cómo se adquiere la lectoescritura (Prolexia)

¿Qué ocurre en el cerebro durante la adquisición de la lectoescritura?

En el vídeo anterior, hablábamos sobre el test Prolexia y los diferentes perfiles que podemos obtener cuando administramos esta prueba. Hoy nos centraremos en cómo se adquiere la lectoescritura, porque sólo si estamos perfectamente familiarizados con ese proceso podremos interpretar bien los perfiles.

La lectura: un acto no natural

A diferencia del lenguaje oral, que se aprende por exposición y no necesita ser enseñado, la lectura debe ser enseñada y aprendida. La adquisición de una habilidad cognitiva de tal complejidad es posible porque nos nutrimos de funciones que utilizamos en otros procesos. Esto exige cierta madurez cognitiva: no es posible aprender a leer a cualquier edad.

Durante los primeros años de vida, el niño desarrolla los prerrequisitos necesarios, a nivel de lenguaje, que le permitirán adquirir posteriormente la lectoescritura.

Empezamos por la discriminación de formas

  1. Lo primero que hace el niño cuando se enfrenta por primera vez a las letras es discriminar visualmente formas que, en principio, son bastante o muy parecidas. Esto, de por sí, ya exige cierto nivel de madurez en la capacidad de percibir diferencias entre figuras semejantes.
  2. A continuación, comienza a asociar esas letras con sonidos: a una letra le corresponde un sonido. Para ello, pondrá al servicio de la lectura todas las funciones que utiliza de forma natural para procesar el lenguaje oral, al menos al principio.
  3. El paso siguiente es una labor de conversión del estímulo visual (letra) a sonido (fonema). Para ello, tendrá que aprender las reglas de conversión grafema-fonema.
  4. Una vez que ha convertido la secuencia de estímulos visuales en fonemas, el niño puede reconocer la palabra que está leyendo. Se trata, sin embargo, de una lectura mecánica que consume muchos recursos cognitivos y sólo es eficaz para leer sílabas y palabras sueltas. Cuando la lectura gana complejidad y pasamos a las frases, este proceso resulta lento y complicado, porque satura la memoria de trabajo.
  5. Esta es la razón de que el niño -cuando cuenta con madurez suficiente para ello- desarrolle otra vía: tras leer varias veces la misma palabra, la almacena en lo que llamamos «léxico visual» y, a partir de entonces, podrá reconocerla visualmente, sin necesidad de silabear ni leer letra a letra. Está aplicando, por consiguiente, la ruta visual.

Aparte de agilizar notablemente le lectura, la ruta visual le permitirá extraer el significado de las palabras, porque está vinculada directamente con los almacenes de memoria (con la semántica): cada palabra tiene su propio significado.

La importancia de leer un ratito cada día

Mientras que, en tercero de Educación Infantil y primero de Primaria, los niños se dedican a automatizar y agilizar los procesos mecánicos de conversión, en tercero de Primaria, gracias a esa agilización de la mecánica y la exposición continuada a la lectura, aumentarán su almacén léxico. Esto les permitirá realizar una lectura comprensiva, que es, al fin y al cabo, el objetivo último de la lectura.

¿Adoptar la ruta visual implica abandonar la ruta fonológica?

No. Las dos rutas conviven y el niño alterna entre una y otra en función de las necesidades. Utilizará la lectura visual con las palabras que conoce y están en su repertorio y pasará a la fonológica cuando se encuentre con una palabra nueva, poco frecuente o en otro idioma.

 

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