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El síndrome del respirador oral

Llamamos síndrome del respirador oral al conjunto de características que presentan algunas personas que respiran de forma habitual por la boca.

La respiración oral es algo que todos podemos realizar en momentos determinados como, por ejemplo, cuando hacemos un esfuerzo físico. También es frecuente en personas con dificultades respiratorias asmáticas que necesitan aumentar el flujo de oxígeno que penetra en el organismo y recurren a la respiración oral para compensar esa falta de aire.

Aunque todos la utilicemos en ocasiones puntuales, mantener este patrón respiratorio de forma continuada acarrea consecuencias negativas.

¿Por qué, entonces, se produce este tipo de respiración?

Las causas orgánicas como puede ser la obstrucción de las vías respiratorias altas por una hipertrofia adenoidea (las famosas vegetaciones) o una hipertrofia de las amígdalas (las «anginas» que decían nuestras abuelas) son algunas de los motivos más habituales.

Qué consecuencias nos puede acarrear?

  • Dificultades en el sueño y en la atención.
  • Dificultades al articular los fonemas del habla.
  • Dificultades en la masticación y la deglución.
  • Problemas de crecimiento de los maxilares orofaciales.
  • Mordida inadecuada.
  • Alteraciones en la dentición.
  • Predisposición a las caries e infecciones orales.
  • Exceso o déficit de salivación.
  • Separación de los dientes adyacentes (diastema).
  • Cifosis, lordosis y otras alteraciones posturales.

Vistos los muchos perjuicios que puede ocasionar la respiración oral, nuestra recomendación es intervenir siempre para modificarla. Lo ideal sería comenzar de niños ya que la corrección en adultos es más complicada debido a la mayor instauración del hábito. Pero que sea difícil de corregir no significa que sea imposible, por ello os animamos a trabajar ese tipo de respiración con independencia de la edad.

El primer paso es descartar la existencia de una dificultad orgánica obstructiva, por lo que acudiremos al otorrinolaringólogo. Este será el profesional encargado de determinar si el tamaño de los adenomas o de las amígdalas está impidiendo una buena respiración y si basta el tratamiento farmacológico o es necesaria la intervención quirúrgica para resolver esa dificultad.

Un vez optimizados los recursos de entrada de aire, el logopeda ayudará al paciente a instaurar un buen hábito de respiración nasal para evitar o minimizar los problemas a los que antes he hecho referencia.

 

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