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¿Deberes durante las vacaciones?

Llega junio y con él, el inicio del verano, el fin del curso escolar y el debate sobre la conveniencia o no de realizar deberes durante las vacaciones. Es este último un tema que afecta a padres, profesores y, por supuesto, alumnos, que ven amenazado su tiempo de descanso, desconexión y diversión por una pila de fichas y cuadernillos de ejercicios. Cada vez son más las voces que se oponen a sacrificar parte del ocio veraniego de los menores —y, por ende, de toda la familia— con cuestiones escolares.

Los estudios realizados sobre el tema no arrojan resultados definitivos, pero es una realidad que los alegatos a favor de los deberes vacacionales van perdiendo peso. A continuación analizamos los tópicos más habituales que los respaldan:

    Sirven para no olvidar lo aprendido durante el curso. Si el aprendizaje ha sido efectivo, bastará un repaso a comienzo del siguiente curso para refrescar esos conocimientos. Si el alumno no ha llegado a comprender los conceptos, repetir las mismas lecturas y ejercicios durante las vacaciones no solo no le ayudará a conseguirlo, sino que aumentará su ansiedad y afectará a su estado de ánimo y autoestima; no se liberará de la tensión acumulada durante el curso y comenzará el siguiente sin haber descansado.

  • Si no los realizan pierden el hábito del estudio. Los niños necesitan desconectar y entienden las vacaciones como una etapa con características diferentes a las del curso escolar. Por eso mismo, cuando inicien el curso en septiembre retomarán la rutina del estudio. De igual manera que los adultos no perdemos el hábito del trabajo durante las vacaciones, tampoco los niños pierden el del estudio. El regreso a las actividades cotidianas, después de una época de descanso prolongada, nos cuesta a todos un poco: es natural. Pero, ¿se imagina usted, padre o madre, llevándose una pila de expedientes a la playa (o a la montaña) simplemente por no perder el hábito del trabajo? Otra cosa es que no le quede más remedio, porque lo exijan las circunstancias y, de ser así, lo sentimos sinceramente porque también es importante que los adultos desconectemos durante las vacaciones.
  • Si no tienen nada que hacer se aburren y solo ven la televisión. Los niños necesitan no tener nada que hacer, hay que darles la oportunidad de pensar y desarrollar su imaginación y capacidad resolutiva para hacer frente al aburrimiento. ¡Es asombroso el número de grandes ideas que son resultado del aburrimiento! Además, al igual que se les quita la televisión (portátil, tablet, móvil, consola…) si tienen que hacer deberes, se les puede retirar durante el verano sin imponerles pautas sobre lo que tienen que hacer. O animarles a que realicen otro tipo de actividades (lectura, manualidades…).
  • Son necesarios para los alumnos con alguna carencia. Es obvio que un alumno que no ha conseguido superar el curso escolar necesitará ayuda para alcanzar los objetivos y poder comenzar el siguiente con un nivel aceptable. Sin embargo, tal y como mencionábamos en el primer punto, repetir durante el verano lo mismo que no ha entendido durante los nueve meses del curso no le va a ayudar a ponerse al día. Al contrario, aumentará su frustración y la de toda la familia. Lo que estos niños necesitan es buscar la motivación y modo de estudio que mejor se adecúe a sus gustos o capacidades; esto es algo que se puede hacer durante el curso como complemento a las clases escolares.

En todo caso, y en esto sí hay unanimidad, si no se puede evitar el estudio durante el verano se debe organizar un horario que robe el menor tiempo posible al niño y le permita disfrutar de las vacaciones, relajarse y desconectar.

Cada vez está más generalizada la idea de que estudiar o rellenar cuadernos de ejercicios no es la única manera de aprender ni tampoco la más eficaz. Hay alternativas de ocio que aportan conocimientos de forma natural y lúdica: lectura, excursiones a la naturaleza, juegos, visitas a museos o centros de interpretación, cocinar, manualidades, pequeños experimentos, campamentos o talleres de verano… Que los niños realicen este tipo de actividades durante las vacaciones de verano es una magnífica forma de que aprendan y estén activos mientras se divierten, a la vez que desconectan de la rutina del curso. De esta manera descansarán y estarán preparados para retomar los libros en septiembre con las pilas cargadas.

Y entre tanto, ¡felices vacaciones para toda la familia!

 

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